viernes, 4 de junio de 2010

Junio

Hace dos semanas parecías tan futuro, tan irreal, tan tremendamente lejano.
Habíamos soñado con que llegaras, con que no llegaras, no sabíamos si con tu presencia nuestros asuntos iban a mejorar, o iban a terminar por derrumbarse todas nuestras esperanzas...

El caso es que ya estabas aquí, y que todo seguía igual: las mismas cosas sin hacer, las mismas dudas, el mismo malestar.
Pocas cosas habían cambiado, y las que lo habían hecho, eran tan materiales que frente a lo trascendental del momento, carecían de importancia. Ya era literalmente imposible ponerse zapatillas y calcetines, ya no dormíamos arropaditos con el nórdico, ya no nos apetecían aquellas sopas de sobre que tantas cenas nos apañaron.
Por estas fechas el suceso más insólito fue pasar unos días de spa-paradise en el rancho Ledesma con la protagonista de aquella primera quincena.
"-Estudia" se repetía, y aquel presente continuo se le antojaba como un chiste, es-tu-día.
"-Sí, éste y todos los que quedan hasta el día 15" Así rellenaba sus espacios mentales entre tragedias, sainetes, cánticos y demás artes escénicas.

Y tú sin compasión, llegaste, sí - ¿por fin? - llegaste. Sin apenas avisar. Te habías escondido tras las nubes de una primavera rara, y ahora te explayabas sin ningún tipo de reparo haciendo que la circulación y la angustia de un final largo tiempo esperado no le dejara respirar.

Cinco veces había pasado por aquella agonía que suponía junio para todos aquellos que un día decidieron que no querían seguir con el negocio familiar, ni subirse al carro de la farándula, ni comprarse un piso... Y ahora, a estas alturas, se preguntaba si todo aquel transtorno había merecido la pena, si el hecho de que sus manos y sus pies chorrearan tenía alguna razón de ser.
Cinco veces, y ésta, por ser la última, era la que vivía con menos nervios, impasible, más bien, a pesar de ser la decisoria.

Tal vez el cariz nostálgico que habían tomado aquellos últimos días en la gran ciudad junto con lo asfixiante del mes, empañaba lo magnánimo de la situación, que ahora le era indiferente.

Deja que Julio asome sus rayos, anda!