miércoles, 29 de mayo de 2013

Mejor vivir que soñar. Eso escribió, eso. Al enviarlo se estremeció profundamente. Le recordó a un verso que había leído en algún sitio, pero no recordaba dónde.

No se puede sentenciar de esa manera ¿es mejor?
El sueño tiene ese carácter intangible, imposible, irreal... que se contrapone a la cruda realidad, la del trabajo, los números, los horarios... El sueño siempre es suspiro, idealización, búsqueda de la perfección...

Sin embargo, en las últimas semanas vida y sueño se habían entremezclado sutilmente. Vida y sueño se cogieron de la mano para llevarlos no se sabía dónde, a ninguna parte seguramente, pero como hacía mucho tiempo, habían conseguido entrelazarse en un abrazo fraternal.

¡Que te quiten lo bailao! le decía un amigo. Lo bailao, lo bebío, lo fumao... que te lo quiten. Pensaba que no hacía muy bien excediéndose en dormir y comer poco y mal y pensaba que algún día todo eso le pasaría factura y que ya no iba a haber vuelta atrás.

Pensando esto  prefería escudarse en esa nube artificial en la que había tenido la suerte de cobijarse por casualidad y olvidarse de un futuro presumiblemente menos dorado para concentrarse en el presente más cercano, en el hoy, en el ahora. Mucho más valioso porque se escapa a cada instante.



martes, 20 de marzo de 2012

Verbos que no soportan el imperativo.

El verbo leer no soporta el imperativo.

Aversión que comparte con otros verbos: el verbo amar..., el verbo soñar...

Claro que siempre se puede intentar. Adelante: "Ámame", "Sueña", "Lee"

Pero lee de una vez, te ordeno que leas, caramba!

- Sube a tu cuarto y lee.

¿Resultado?

Ninguno.

Se ha dormido sobre el libro. La ventana, de repente, se le ha antojado inmensamente abierta sobre algo deseable. Y es por ahí por donde ha huido para escapar del libro.


Daniel PENNAC. Como una novela

sábado, 10 de diciembre de 2011

El regreso de Melendi (II)

La vida es para los valientes


Llevo días pensándolo y cada movimiento lo confirma.
Claro, que eso tiene sus riesgos. Puedes ganar o perder; vivir o morir en el intento...

Acostarse pensando lo afortunado que es uno, que tiene tanta suerte, a pesar de todo... No tiene precio.

Siempre jugando con el destino y sus avatares, como marionetas que no se sabe quién mueve a su antojo esquivando los pelotazos, como en un Grand Prix continuo. Apostando al todo o nada, sin contemplaciones. Igual que aquellos últimos coletazos de la peseta, a cambiarlo todo de golpe, que se acaba el mundo!!

Y no, no se acaba...

Como muchas otras veces, Show must go on

http://youtu.be/4ADh8Fs3YdU


A todos aquellos que viven sin mirar ni para atrás ni para adelante, gracias por compartirlo. Hoy. Ahora.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Y es que allí se inventó todo...

A veces no importa mucho actualizar el blog, la vida sigue pasando y todo igual... como siempre, en plan cachalot-trozo, fantasma de una vida tranquila, silenciosa y límpida.
Pero es un día especial, soy ya una teórica! Así que me siento con derecho para hacer una observación:

Todo es mentira.

Fue mentira la ayuda de alquiler para jóvenes, que el hombre llegara a la luna, la presunta escenita de ricky martin en sorpresa sorpresa - la de la mermelada-, los reyes magos y el ratoncito pérez, aunque tenga su casa en Madrid.
La historia, tanto la que está en los libros como la más reciente, está plagada de datos no del todo precisos y variables, según el narrador y sus intereses.
También las palabras se asocian a momentos históricos y muchas expresiones están ligadas a fechas o ideas.

Cuando a los estudiantes se nos cita a según qué figuras del panorama pseudointelectualoide - yo te digo a ti Chomsky y tú frunces el ceño directamente, no? - pues eso. Tú tomas lo que diga alguien así al pie de la letra, se da por hecho y a veces, nada es lo que parece.

Se dice que la literatura hispanoamericana cumple su mayoría de edad en el Modernismo, y se repite una y otra vez el tópico de la mayoría de edad de un pueblo, la identidad americana. De manera que en términos literarios tu asocias "mayoría de edad" = "modernismo hispanoamericano" y queda así grabado en tu cerebro. Lo dijo Octavio Paz, por ejemplo, tú te lo crees...

Pero, aquí viene la exclusiva, resulta que esa imagen ya existía, que no es producto americano, de no mucho antes, pero existía... así que no vengan con aires de innovadores, que luego eran unos copiones. Copiones y llorones.

En 1868 se escribe La educación sentimental, de Gustave Flauvert.

"La libertad permanece en manos del patrón, y el asalariado, incluso para la justicia misma, sigue siendo inferior a su amo, puesto que su palabra no es creída. Por fin, la República me parece vieja. ¿Quién sabe? Quizá el progreso no sea realizable sino por una aristocracia o por un hombre. La iniciativa viene siempre de lo alto. El pueblo es menor de edad, por más que se diga".

En este caso, se aplica el concepto "menor de edad" para describir la sociedad francesa en pleno desarrollo industrial que se debate entre la República, la Monarquía o la Dictadura, según la opinión del protagonista, Frédéric. Este concepto hace referencia a la falta de libertad y de igualdad entre los individuos. Que, en ese sentido puede equipararse a la menoría de edad hispanoamericana, claro, pero que se trata de otra cosa. Otra cosa.

Y ahora, como me han dicho que se lleva esto del relato circular - gracias a mis colaboradores, of course - y para explicar el título, recurro a otro tópico que seguro que también es mentira.

20 años antes de que surgieran los denominados "precursores del modernismo", Flauvert escribía eso en Francia. Los franceses lo han inventado todo.



[Pajas mentales que no puedo contar a nadie, aquí, ahora]


I love sofá amarillo + clima tropical + napolitanas de chocolate y choricitos.
... y a vosotros, claro.

sábado, 24 de julio de 2010

Menú: pescadilla rebozada.

Queridos lectores.

Por el hecho de facilitar la lectura reposada de un espacio tan... tan... (no sé) hemos considerado que había que realizar algunas reformas en el blog.
Sí, lleváis leyendo dos renglones y no está sonando la música tribal que solía empañar mis entradas...
Para ello, hemos tenido que sacrificar la hermosa pecera que ocupaba la parte inferior de la página. Y no lo van a creer, pero no era la pecera la del insoportable soniquete...
¿se acuerdan de aquél contador de visitas que nunca funcionó? Ése era el culpable.

Una pena,
adiós, pezqueñitos!!

Desde la barra.

- Fíjate, fíjate - dijo Sergio esta mañana con sus ojos tan abiertos como cuando iba a contarte un cotilleo o alguna historia exagerada en la que acababa pegando una paliza espectacular, y quizá solo de boquilla, a un guiri borracho pesado.

Y es que hasta entonces aquel señor sólo era el que entraba todas las mañanas, entre las 11 y las 11.30h a sentarse en su mesa, siempre solía ser la misma, a leer el períodico...

Y todas las mañanas lo mismo, leer la prensa y esperar a que le trajesen su cortado, el que nunca pedía, el que el camarero de la barra le ponía cuando ya veía que aquel hombre no tenía remedio, nunca iba a pedir nada, nunca abriría la boca...

-Puto viejo - había dicho alguna vez alguien -

Desde hace dos semanas, al llegar a su mesa, el señor se encuentra con la camarera nueva cuyo deber es visitar cada una de las mesas recién llegado el cliente. Ante aquel voto de silencio, ésta - yo -, ha conseguido que el señor ya pida todas las mañanas el dichoso cortado, a veces pensando que con la cara de trasnoche que lleva, no pueda ni acordarse siquiera de eso. Todo un logro tratándose de un caso así.

Hará menos de una semana que el señor, que tiene cara de Pedro, por ponerle un nombre me regaló unas palabras

- Perdona, ¿ayer me dejé aquí un abanico pequeñito negro?
- No, caballero.

Y no se lo había dejado, pero para darle un poco de confianza y mostrar interés di unas vueltecillas por detrás de la barra como buscando su abanico y me volví a acercar para decirle que no lo habíamos encontrado.

Pedro era un señor con sus cositas bien ordenadas, pocas, pero en condiciones: su bastón que colgaba en la silla de al lado de la que se sentaba, su abanico, el desaparecido, más pequeño que el que todos podemos imaginar, lo cual le daba apariencia más masculina. Le daba el aire que necesitaba para leer todas aquellas noticias horribles. Pero ya no lo tenía...
Y a partir de que Sergio me advirtió, la lista de cosas de Pedro, aumentó considerablemente.

Esta mañana estaba Pedro ahí leyendo más de la cuenta, hacía rato que había terminado el café y extrañamente continuaba sentado. Cuando entró una señora muy bien peinada al bar, que ahora, sabiéndolo, sólo podía ser su señora.

En este momento, Pedro se levantó para dejar libre su silla y sentarse en la que quedaba justo enfrente. La señora ocupó el puesto que había dejado el marido.
No lo entendí, pero ahí estaba Sergio para hacer la aclaración.

-Fíjate, fíjate, el tío se levanta y hasta que no se sienta su mujer no se vuelve a sentar él.

Así fue. Y ante mi cara de asombro, Sergio siguió engordando aquella historia que con los minutos se fue confirmando.

- Sí, y lleva una navajita y un tenedor, y si piden una tapita, se lo corta a la señora para que no se manche. De estos ya no quedan.

En efecto, en ese entorno, una escena así resultaba anacrónica incluso para mí, tan aficionada a imaginar retratos idílicos.

Éste parecía ser el nacimiento del último caballero de la isla.

viernes, 4 de junio de 2010

Junio

Hace dos semanas parecías tan futuro, tan irreal, tan tremendamente lejano.
Habíamos soñado con que llegaras, con que no llegaras, no sabíamos si con tu presencia nuestros asuntos iban a mejorar, o iban a terminar por derrumbarse todas nuestras esperanzas...

El caso es que ya estabas aquí, y que todo seguía igual: las mismas cosas sin hacer, las mismas dudas, el mismo malestar.
Pocas cosas habían cambiado, y las que lo habían hecho, eran tan materiales que frente a lo trascendental del momento, carecían de importancia. Ya era literalmente imposible ponerse zapatillas y calcetines, ya no dormíamos arropaditos con el nórdico, ya no nos apetecían aquellas sopas de sobre que tantas cenas nos apañaron.
Por estas fechas el suceso más insólito fue pasar unos días de spa-paradise en el rancho Ledesma con la protagonista de aquella primera quincena.
"-Estudia" se repetía, y aquel presente continuo se le antojaba como un chiste, es-tu-día.
"-Sí, éste y todos los que quedan hasta el día 15" Así rellenaba sus espacios mentales entre tragedias, sainetes, cánticos y demás artes escénicas.

Y tú sin compasión, llegaste, sí - ¿por fin? - llegaste. Sin apenas avisar. Te habías escondido tras las nubes de una primavera rara, y ahora te explayabas sin ningún tipo de reparo haciendo que la circulación y la angustia de un final largo tiempo esperado no le dejara respirar.

Cinco veces había pasado por aquella agonía que suponía junio para todos aquellos que un día decidieron que no querían seguir con el negocio familiar, ni subirse al carro de la farándula, ni comprarse un piso... Y ahora, a estas alturas, se preguntaba si todo aquel transtorno había merecido la pena, si el hecho de que sus manos y sus pies chorrearan tenía alguna razón de ser.
Cinco veces, y ésta, por ser la última, era la que vivía con menos nervios, impasible, más bien, a pesar de ser la decisoria.

Tal vez el cariz nostálgico que habían tomado aquellos últimos días en la gran ciudad junto con lo asfixiante del mes, empañaba lo magnánimo de la situación, que ahora le era indiferente.

Deja que Julio asome sus rayos, anda!