sábado, 24 de julio de 2010

Menú: pescadilla rebozada.

Queridos lectores.

Por el hecho de facilitar la lectura reposada de un espacio tan... tan... (no sé) hemos considerado que había que realizar algunas reformas en el blog.
Sí, lleváis leyendo dos renglones y no está sonando la música tribal que solía empañar mis entradas...
Para ello, hemos tenido que sacrificar la hermosa pecera que ocupaba la parte inferior de la página. Y no lo van a creer, pero no era la pecera la del insoportable soniquete...
¿se acuerdan de aquél contador de visitas que nunca funcionó? Ése era el culpable.

Una pena,
adiós, pezqueñitos!!

Desde la barra.

- Fíjate, fíjate - dijo Sergio esta mañana con sus ojos tan abiertos como cuando iba a contarte un cotilleo o alguna historia exagerada en la que acababa pegando una paliza espectacular, y quizá solo de boquilla, a un guiri borracho pesado.

Y es que hasta entonces aquel señor sólo era el que entraba todas las mañanas, entre las 11 y las 11.30h a sentarse en su mesa, siempre solía ser la misma, a leer el períodico...

Y todas las mañanas lo mismo, leer la prensa y esperar a que le trajesen su cortado, el que nunca pedía, el que el camarero de la barra le ponía cuando ya veía que aquel hombre no tenía remedio, nunca iba a pedir nada, nunca abriría la boca...

-Puto viejo - había dicho alguna vez alguien -

Desde hace dos semanas, al llegar a su mesa, el señor se encuentra con la camarera nueva cuyo deber es visitar cada una de las mesas recién llegado el cliente. Ante aquel voto de silencio, ésta - yo -, ha conseguido que el señor ya pida todas las mañanas el dichoso cortado, a veces pensando que con la cara de trasnoche que lleva, no pueda ni acordarse siquiera de eso. Todo un logro tratándose de un caso así.

Hará menos de una semana que el señor, que tiene cara de Pedro, por ponerle un nombre me regaló unas palabras

- Perdona, ¿ayer me dejé aquí un abanico pequeñito negro?
- No, caballero.

Y no se lo había dejado, pero para darle un poco de confianza y mostrar interés di unas vueltecillas por detrás de la barra como buscando su abanico y me volví a acercar para decirle que no lo habíamos encontrado.

Pedro era un señor con sus cositas bien ordenadas, pocas, pero en condiciones: su bastón que colgaba en la silla de al lado de la que se sentaba, su abanico, el desaparecido, más pequeño que el que todos podemos imaginar, lo cual le daba apariencia más masculina. Le daba el aire que necesitaba para leer todas aquellas noticias horribles. Pero ya no lo tenía...
Y a partir de que Sergio me advirtió, la lista de cosas de Pedro, aumentó considerablemente.

Esta mañana estaba Pedro ahí leyendo más de la cuenta, hacía rato que había terminado el café y extrañamente continuaba sentado. Cuando entró una señora muy bien peinada al bar, que ahora, sabiéndolo, sólo podía ser su señora.

En este momento, Pedro se levantó para dejar libre su silla y sentarse en la que quedaba justo enfrente. La señora ocupó el puesto que había dejado el marido.
No lo entendí, pero ahí estaba Sergio para hacer la aclaración.

-Fíjate, fíjate, el tío se levanta y hasta que no se sienta su mujer no se vuelve a sentar él.

Así fue. Y ante mi cara de asombro, Sergio siguió engordando aquella historia que con los minutos se fue confirmando.

- Sí, y lleva una navajita y un tenedor, y si piden una tapita, se lo corta a la señora para que no se manche. De estos ya no quedan.

En efecto, en ese entorno, una escena así resultaba anacrónica incluso para mí, tan aficionada a imaginar retratos idílicos.

Éste parecía ser el nacimiento del último caballero de la isla.

viernes, 4 de junio de 2010

Junio

Hace dos semanas parecías tan futuro, tan irreal, tan tremendamente lejano.
Habíamos soñado con que llegaras, con que no llegaras, no sabíamos si con tu presencia nuestros asuntos iban a mejorar, o iban a terminar por derrumbarse todas nuestras esperanzas...

El caso es que ya estabas aquí, y que todo seguía igual: las mismas cosas sin hacer, las mismas dudas, el mismo malestar.
Pocas cosas habían cambiado, y las que lo habían hecho, eran tan materiales que frente a lo trascendental del momento, carecían de importancia. Ya era literalmente imposible ponerse zapatillas y calcetines, ya no dormíamos arropaditos con el nórdico, ya no nos apetecían aquellas sopas de sobre que tantas cenas nos apañaron.
Por estas fechas el suceso más insólito fue pasar unos días de spa-paradise en el rancho Ledesma con la protagonista de aquella primera quincena.
"-Estudia" se repetía, y aquel presente continuo se le antojaba como un chiste, es-tu-día.
"-Sí, éste y todos los que quedan hasta el día 15" Así rellenaba sus espacios mentales entre tragedias, sainetes, cánticos y demás artes escénicas.

Y tú sin compasión, llegaste, sí - ¿por fin? - llegaste. Sin apenas avisar. Te habías escondido tras las nubes de una primavera rara, y ahora te explayabas sin ningún tipo de reparo haciendo que la circulación y la angustia de un final largo tiempo esperado no le dejara respirar.

Cinco veces había pasado por aquella agonía que suponía junio para todos aquellos que un día decidieron que no querían seguir con el negocio familiar, ni subirse al carro de la farándula, ni comprarse un piso... Y ahora, a estas alturas, se preguntaba si todo aquel transtorno había merecido la pena, si el hecho de que sus manos y sus pies chorrearan tenía alguna razón de ser.
Cinco veces, y ésta, por ser la última, era la que vivía con menos nervios, impasible, más bien, a pesar de ser la decisoria.

Tal vez el cariz nostálgico que habían tomado aquellos últimos días en la gran ciudad junto con lo asfixiante del mes, empañaba lo magnánimo de la situación, que ahora le era indiferente.

Deja que Julio asome sus rayos, anda!

viernes, 30 de abril de 2010

Ese monstruo

Y no será porque no te lo dijeron. Y no será porque no lo sabías. Y no será porque no lo esperabas...
Sí, lo ibas viendo venir hacía ya tiempo; pero te gustaba llevar tus pequeñas aventuras hasta sus últimas consecuencias y por eso no lo dejaste antes. Mira que aquella tarde viste que no te quedaban cigarros, ni dinero, ni nada... De hecho, aquella ilusión "laboral" que te forjaste tras gran tiempo de sequía intelectual, había perdido su esplendor hacía tan solo unas horas... No debiste levantarte hoy, no. No funciona el trabajo, ni la picaresca, ni la originalidad, cuanto menos la desidia y la negatividad... Pero bueno, que por ti no quedase.
Llegaste a casa y sin tabaco. Debiste comprar cuando pasaste por el estanco. No, debías no haber repartido a diestro y siniestro, parece que te lo regalan.
Y luego, él. Volvió como en sus mejores tiempos, firme y templado. Como siempre, haciendo ruido, oliendo a nada, como siempre... te recordó a aquel día que pensaste que era el último... Hubo muchos últimos días, y siempre volviste a meterte el cigarro en la boca...
Pero esa tarde, cuando pasaron un par de horas, estabas completamente desquiciada. Viste como se iba formando el monstruo que detestabas, del que huiste, el que pensabas que nunca más iba a aparecer. Trataste de enterrarlo por enésima vez, pero aquel ente gaseoso volvía a tu memoria, a tu paladar, a tu pecho sin saber muchas veces cómo ni por qué.

"Esta vez sí, ya aprovecho y dejo de fumar. El mono no me agarra más. Se trata de un poco de fuerza de voluntad, querer es poder, como decía el otro... Es mucho peor la agonía de verte así de encendido, cacho mono, que el placer de hacer círculos de humo"

Eso decías mientras te asomabas a la ventana. Seguías esperando tras muchos años de soledad que él volviera con la cena, tenías hambre... o que tornase ya con el paquete de tabaco, si volvía había que celebrarlo, con un piti, como en las bodas...

sábado, 10 de abril de 2010

Diccionario, Most-

Mosto s. m. Zumo de uva o manzana, antes de fermentar - fam. mostaza.
Mostoletis s. m/f. Dícese de post-adolescentes de la villa de Móstoles que los viernes y sábados van a la Latina sólo porque está de moda y porque saben que las copas son más baratas que en los garitos bacalaeros que frecuentan. Físicamente se reconocen porque ellas acostumbran a llevar aros de oro, no de los que son lisos sino de los retorcidos, que son peor...; zapatos de tacón blancos de chúpame la punta; pírsines; y algunas incluso se atreven con las célebres medias de rejilla. Ellos se distinguen por sus andares pausados y chulescos; sus camisas bisbaleras; y una vez más sus pírsines de oro. Intelectualmente destacan por leer el marca, ellos; y la cuore, ellas - pero sólo los títulos, más que nada lo atractivo son las fotos - y por pensar que Woody Allen es sólo el viejo ese de gafas que hace pelis raras, nada más. - sinónimo. Leganetis / antónimo. cultureta de GH.
Mostrenco, ca adj. Sin hogar o dueño conocido. - adj. y s. Fam. Ignorante o torpe.


Al acuñador del término "mostoletis" por su aportación al léxico panhispánico y a mis muchos admiradores, que gastan apellidos que no existen.

viernes, 26 de marzo de 2010

siempre encuentras un cachito de casa en cualquier parte

Sí, aunque parezca imposible. No sabes lo que me pasó...
Hace años que lo perdí de vista, no pensaba volver a verlo y ahí estaba, tal y como lo recordaba, o mejor, tal y como lo imaginaba. Aunque la verdad, más que por la forma, lo reconocí por el color. Aquel azul mecánico era inconfundible y sólo parecido a la pared del restaurante al que íbamos ¿te acuerdas?
No, verdad...?
No, si en realidad tampoco importa, es por el filo, para alguna emergencia valdrá, porque total, ni aunque la peguemos va a quedar igual... Eso dije cuando sin querer la rompí y quedó el trocito rodando por el mundo, desaparecido en combate. Guardado en algún cajón de por ahí, por si algún día te da por hacer manualidades...
En realidad sólo me fijé en tu defecto un par de veces, algún que otro día melancólico...
Sí, aunque no esté así yo también tengo días más y días menos, qué le vamos a hacer...
Pero sí que es verdad que por eso te dejamos un poco de lado, ultimamente sólo servías de hucha, para meter el bote de la compra o los ahorrillos secretos de monedas perdidas en el sofá.
Con lo fácil que sería soldar y reparar todo el daño, pero la cicatriz siempre queda, o se ve el pegamento, o no encajan exáctamente las piezas, siempre una de las partes está cambiada...
Y ella lo sabe, por eso la taza azul del juego de colorines está triste, sabe que nunca volverá a ser la que fue.

Por los trocitos guardados y perdidos de la vajilla. Para bien, o para mal siempre te topas con ellos para hacerte recordar que algún día fueron otra cosa.

Y para quien lo quiso ver.

jueves, 25 de marzo de 2010

El regreso de Melendi.

"Las 6 y 18, una hora menos en Canarias"
- Mierda, mierda... quedan dos minutos para que cierren el vuelo y yo de camino en el taxi, todavía por Ventas. Puede correr un poco más?
- A ver que puedo hacer... depende cómo esté el tráfico... a estas horas...
- Me cago en to! que dolor de cabeza. A ver si me queda algo pa tomarme un cafelito aunque sea...
Boca como zapato... me cago en to la cara y to la cruz!

"... cuando son las 6 y 25"
- 25, 26, 27, 28... creo que está bien, quédese con el cambio. Gracias.
- Niña, faltan 50 céntimos...
- (que le den por culo señor, no ve que tengo mucha prisa!!!) Sí, aquí tiene. Adios

Corre pa dentro, ya con mostrador lastminute a ibiza. Bien, otro reto superado...
Temblando por el alcohol, ahí estaba, intentando sacar el dni del monedero; la chica del mostrador me miraba raro y dijo con mala cara: pues si quieres llegar a la puerta, tendrás que correr. Puerta E-67. Como diciéndome: déjate de tembleques, so borracha y ala pa allá.
Y sí, llegué a la puerta, entré en el avión más atestado de la historia, me senté, me quité las gafas e intenté sujetarme la cabeza para que no se me cayera... qué mareo! y eso que todavía no había empezado a andar el aparato...
La boca seguía como un zapato, pero ahora la cosa se agravaba, sentía que todo el mundo percibía aquel olor que salía de mi boca...
Pa arriba, pa abajo, mareo mortal. Sólo pensaba en no potar, no potar, no potar...
Dios, que mal lo tuvo que pasar Melendi

domingo, 21 de marzo de 2010

... De las causas que provocaron la compra de los zapatos de treintañera

Aquella tarde ir a trabajar fue como todas: "café, autobús, autobús, café" un palíndromo perfecto que se repetía de igual manera de cuatro a cinco menos veinte todos los días. Aquella tarde, pues igual: intentar leer en el autobús y acabar mirando por la ventana el paisaje que sabes de memoria, café con cuñao y hablar con Rober por teléfono, ponerte el uniforme - no el de vaqueros y camiseta - y entrar a tu reino de por las tardes dispuesta a dejar brillantes todas las vitrinas.
Pero nada más entrar, ahí estaba, el sobre. Por fin mr. Luis se había dignado. Ya se le había arreglado el mes y seguía pendiente del presidente, que todavía le debía unas perrillas... Iba a amasar una fortuna honradamente.
Al llegar a casa tenía que hacerlo, juntar todas sus riquezas para conocer a cuánto ascendía el patrimonio... Sí, señor, tres sobres, y en todos había algo.
En el primero 60 euros, los destinados al bono de transporte... todavía recuerdo la cara que ponías mientras buscabas en otro sobre en el que había monedas, diciendo - A ver, son 60,60, voy a poner en este sobre el euro porque si no luego llega el día y te falta el pico y ¿qué haces?
Sólo pude sonreirte y me emocioné: siempre tan previsora aun en momentos de bonanza.
En el otro sobre, eso, las monedas y tres o cuatro billetes de diez euros. Este era el sobre de "gastos". La verdad que habiendo pagado el dentista y demás, no estaba mal.
Pero ahora la colonia de sobres había aumentado, un nuevo sobre, el de esa tarde, estaba todavía cerrado. Lo abriste y qué contenta estabas... Billetes de cincuenta, de veinte...
Ahora había que hacer una reorganización de los sobres... este último sería "ahorro".
No sé cuánto trasbasaste del sobre de "ahorro" al sobre de "gastos", pero tuvo que quedar una cantidad que tú considerases suficiente en ambos sobres, se te notaba satisfecha.

Para la nueva reorganización profesional del ente aneto: 50% filóloga 25% panadera y 25% economista, aunque cuente con los dedos...

lunes, 15 de marzo de 2010

Prima Vera ?

La primavera se asoma a Madrid. Hoy por primera vez en el año ha salido el sol durante todo el día... Se notaba: los espabilados con mangas cortas - exagerados pa mi gusto -, Andrés y Maite han decidido no ir a clase porque había que tirarse en el césped, por fin muchos tercios en los poyetes, las gafas de sol, el abrigo tirado por cualquier rincón, ya no olía a hielo, sino a humano -David no ha visitado la ducha en muchos días y con menos ropa se hace sentir más-.
Sí señor, así sí que sí...
He aprovechado para dar un paseíto y había otro color, no sólo en el cielo, también en las caras...
En el parque una pareja de enamorados se revolcaba por primera vez a luz del día sobre un lecho verde, todavía húmedo...
- Quiero ver siempre el amanecer y el atardecer contigo, Lorenzo, amor, no te me vayas.

Al indígena de la Tribu, el pobre...

sábado, 6 de marzo de 2010

El BOE

La dirección de vía libre comunica:
1- Que en día veintitantos de febrero se realizó un referéndum consultivo a todos los ciudadanos que tengan el privilegio de leer un espacio como tal.
2- Que el interés suscitado ha sido nulo o más bien escaso... regulero, como dirían algunos.

Por tanto, solicitamos:
1- Que no se menosprecie el Estado de Derecho del que somos afortunados de disfrutar.
2- Que se tenga en cuenta la labor social de la que se puede ser partícipe, desde casa, apenas tecleando dos letras un sí, un no... aunque no se conteste la pregunta, simplemente por participar.

Y advertimos:
1- Que cualquier voto en blanco no será contabilizado.
2- Que los fumadores acérrimos del denominado paquete blando de fortuna van a poder seguir comprando su paquete lánguido en los estancos más próximos.
3- Que todos los votos son anónimos, por tanto no van a tener repercusión social, económica, ni ético-moral - No obstante, ante el incipiente terror a la furia de Altadis, se recomienda el uso de pseudónimos o nombres falsos para firmar. Algunos buscaron el verdadero nombre de Lady Gaga... Es sólo una idea... y ni que decir tiene que se valorarán las firmas ocurrentes, incluso se tendrán más en cuenta-.

Sin más, un cordial saludo. ¡Qué triunfe la democracia!

martes, 2 de marzo de 2010

El irse

"- ¡Ah, la inteligencia es el mal!... Comprender es entristecerse; observar es sentirse vivir... Y sentirse vivir es la muerte, es sentir la inexorable marcha de todo nuestro ser y de las cosas que nos rodean hacia el océano misterioso de la Nada..."

Miraba a la calle entre los visillos ahumados de aquel salón barroco y veía asomar un rayo de sol cegador que impedía ver la vida de fuera. Estaba nublado, pero aquel rayo persistía en su propósito de iluminar aquel final.
La luz tenue de la lamparita ayudaba a envejecer la foto.
Tumbado en aquella cama ancha en la que era imposible el acurrucarse, pensaba en una libélula, sí una libélula... que vive un par de días y es feliz, que es capaz de volar, nadar, andar... ¡Ella sí que es dueña del mundo! ¡La tierra es su patrimonio! vive dos días y no tiene nada más... Y a su vez echaba la vista atrás y veía todos los esfuerzos que había realizado desde niño por el mero hecho de SER. "Ser y no saber nada y ser sin rumbo cierto..." Aquél verso nicaragüense le atormentaba a cada instante, pretendía ser el emblema final de la realidad conocida y le impedía saborear los últimos momentos del camino. Era incapaz de deleitarse con la conversación de su compañero, aquel compañero que había colaborado a hacer la vida más dulce: los paseos de invierno, las caminatas veraniegas buscando la explanada más grande donde corriese un poco de aire, las charlas hasta el amanecer a la luz del quinqué roto, los innumerables cigarros en la puerta de casa antes de marchar...
Ahora todo eso no valía, ya no existiría más, por fin se liberaría de aquella tierra yerma, que le hastiaba, a la que tanto había maldecido, a la que amaba y a la que detestaba...
Mientras pensaba todo esto, y denostando por última vez la idea de ver la calle, se fijó en el cuadro que colgaba en el salón. El mar, el infinito y misterioso... Por un instante olió la sal y respiró hondo...
Si hubiera aguantado un poco más, hubiera podido sentir la brisa que corría por el acantilado.

viernes, 19 de febrero de 2010

किरी एलिसन

"Era mi dolor tan alto
que la puerta de la casa
de donde salí llorando
me llegaba a la cintura. "


Se fueron los dos agarrados, a pesar de todo, tenían miedo. Uno ofrecía su vieja mano; el otro acercaba, por casualidad, su patita blanca y peluda a aquel compañero de viaje tan cansado...

A Leo, el abuelo del pueblo al que nunca llegué a ver,
y a Kun-fu, el gato que nunca conocí y que a la vez era perro.


"Era mi dolor tan alto
que miraba los tejados
por encima del ocaso "